lunes, 22 de agosto de 2011

Una hermosa incomodidad

Hace unos días me dirigía hacia un ensayo con la banda de Kenneth Rojas. Iba en el carro de mi amigo Rich (el baterista). Luego de dejar a su esposa, a punto de dirigirnos hacia el lugar de ensayos, el carro no encendía… Entonces llamamos al bajista (David) para que nos ayudara a encender el carro puenteando las baterías con lagartos. Rápidamente llegó David con su carro e hicimos el intento; y no sirvió…

Para hacer corta la historia, de pronto teníamos ambos carros sin poder arrancar… Jeje!
Luego de más de una hora y muchas complicadas maniobras bajo la lluvia, logramos poner a funcionar ambos automóviles y llegamos al ensayo aproximadamente una hora tarde…

De camino al ensayadero, mojados y con miedo de resfriarnos, sabiendo que perdimos una hora pagada de ensayo; simplemente íbamos contentos y en paz. Podríamos perder tiempo pensando por qué Dios permite que nos ocurran incidentes desagradables en medio de cuando le servimos o nos preparamos para servirle…

Recordé que hace unos días había decidido escribir esto, cuando luego de prepararnos con lo mejor de nosotros para servir en una actividad juvenil; por variables de tiempo que se dieron previo a nuestra participación, las cosas se salieron de las manos de la organización y nada salió como lo esperábamos… Este es simplemente un ejemplo entre muchas experiencias vividas en el ministerio en las cuales todo salió diferente a lo que yo deseaba.

Esfuerzos por encima de nuestro deseo humano, preparación exhaustiva para encontrarnos  con que lo técnico no estuvo tan bien como quisiéramos, regaños, acciones injustas en nuestra contra por parte de líderes o compañeros, pérdidas de tiempo e incluso de dinero, entre otras situaciones molestas, en medio de lo que hacemos por el Señor; nos brindan momentos de incomodidad muchas veces.

…dijo Jesús a sus discípulos:
—Si alguien quiere ser mi discípulo, tiene que negarse a sí mismo, tomar su cruz y seguirme. Mateo 16:24

Lo anterior, sugiere que seguir a Jesús implica entregar todo y vivir en función de El y no lo contrario.

Simplemente nadie dijo que servir a Dios era una experiencia de lujos y comodidades. Bueno… Al menos, la Biblia no lo dice… Por el contrario, se trata de un amor y servicio incondicional. Aún cuando las cosas no salgan a nuestra manera, El sigue siendo Dios, y siempre es digno de nuestra adoración y de nuestro servicio.

Si estás en algún ministerio y Dios te envía a ti o a tu grupo a alguna misión, y sabes que El te envió, no permitas que ninguna circunstancia limite o cancele lo que Dios te mando a hacer. Ni siquiera lo hagas con menos pasión o excelencia…

Por un lado le agradezco a Dios los frutos del tiempo siendo formado por El. Por ejemplo la paciencia ante situaciones aversivas; así como el mantener la paz y no caer en desesperación cuando viene la frustración y nuestros planes no salen según lo esperado. Por otro lado, disfruto y valoro mucho cada vez que se me complica la vida por causa de mi servicio a Dios.

Piensa esto: si tu carro tuvo problemas, si no llegaste a la reunión, si te mojaste de camino, si no te valoraron como creíste que lo merecías, o en cualquier otra situación molesta como estas; recuerda que son cosas que te podrían pasar en cualquier momento en el trabajo, en tu casa, en tu centro de estudios o en cualquier lugar con cualquier persona… PERO cuán diferente es que te pase sirviendo a Dios. Allí puedes sentir el gozo de superar cualquier adversidad, pues estás haciendo lo correcto, la voluntad del Señor. Precisamente esto pensé cuando iba mojado para el ensayo con mi amigo Rich y le dije que era momento de escribir este artículo. Espero contagiarte de esa pasión por servir y amar al Señor incondicionalmente; ¡y que cada momento adverso en tu vida, se convierta en una fuerte plataforma para adorar a Jesús y servirle con toda tu fuerza!

Recuerda que estás en la tierra para adorar y servir a Dios, y para servir a las personas con el fin de que se entreguen a Dios y le adoren a El. ¡¡¡Simplemente nada se trata de ti!!!

Jesús, aún cuando todo salga al revés y humanamente pudiera perder la motivación de cumplir con tus planes, aún en ese momento, servirte, para mi será una hermosa incomodidad…

¡Te amo Maestro!


Gilbert Carazo